Perú y Colombia han adoptado enfoques distintos en materia de lucha contra el terrorismo, con implicancias significativas para su soberanía y estabilidad a largo plazo. Perú neutralizó con éxito amenazas insurgentes como Sendero Luminoso recurriendo a estrategias militares y políticas internas sin comprometer su soberanía ante actores extranjeros. En cambio, el prolongado proceso de paz de Colombia dependió en gran medida de la mediación y la ayuda internacionales, lo que generó vulnerabilidades estructurales para mantener la paz de manera independiente.

El enfoque soberano de Perú

La estrategia de Perú en la década de 1990, bajo el Presidente Alberto Fujimori, implicó una acción militar agresiva y operaciones de inteligencia para desmantelar redes terroristas. El gobierno peruano mantuvo un control total sobre sus decisiones de seguridad, evitando dependencias externas. Una vez que el terrorismo fue derrotado en gran medida, Perú cambió su enfoque hacia el desarrollo económico y social, reforzando su soberanía económica. A diferencia de Colombia, la política antiterrorista de Perú no fue dictada por actores internacionales, lo que la hizo más resiliente frente a las fluctuaciones de la financiación e ideologias externas.

La dependencia de Colombia de la mediación externa

Colombia, por otro lado, buscó una paz negociada con las FARC, que culminó en el Acuerdo de Paz de 2016. Este proceso dependió en gran medida de la mediación extranjera, en particular de Cuba y Noruega, y de una importante asistencia financiera de los Estados Unidos a través de USAID. Si bien inicialmente se consideró un logro histórico, la paz sigue siendo frágil, con los recientes recortes presupuestarios a USAID bajo la administración Trump que exponen la vulnerabilidad de Colombia. La suspensión de oficinas judiciales y las interrupciones en las operaciones de seguridad, como la suspensión de helicópteros, resaltan los riesgos de depender del apoyo extranjero 1.

Discursos emocionales y de género acerca de la soberanía

El análisis de Christine Agius 2 sobre la neutralidad y la seguridad proporciona una perspectiva útil para comprender los caminos contrastantes de Perú y Colombia. Agius (2024) sostiene que la neutralidad y la soberanía suelen enmarcarse en términos de género y emocionales, donde los Estados que aplican políticas de seguridad independientes son vistos como racionales y fuertes, mientras que aquellos que dependen de la mediación internacional son descritos como débiles o ingenuos. Aplicando este marco, el enfoque antiterrorista del Perú se alinea con un discurso masculinizado de soberanía, donde la autosuficiencia y la acción militar decisiva refuerzan la fuerza nacional. Por el contrario, la dependencia de Colombia de los actores internacionales la ubica dentro de una narrativa de paz que se sugiere feminizada y emocionalmente codificada, donde la validación y la asistencia externas dan forma a su panorama de seguridad.

Agius también destaca cómo la neutralidad y el no alineamiento a menudo se descartan como irracionales en los debates de seguridad global. En el caso de Colombia, la presión para participar en conversaciones de paz negociadas internacionalmente refleja este sesgo, posicionando la autosuficiencia en la lucha contra el terrorismo como poco realista. Sin embargo, la experiencia del Perú desafía este supuesto, demostrando que las estrategias de seguridad internalizadas pueden ser efectivas sin sacrificar la soberanía.

Implicancias estratégicas para América Latina

Las experiencias divergentes de Perú y Colombia ponen de relieve lecciones geopolíticas más amplias. La capacidad de Perú para abordar el terrorismo de manera independiente fortalece su posición como actor soberano en América Latina, reduciendo su vulnerabilidad a los cambios políticos externos. Mientras tanto, las dificultades de Colombia para mantener la paz en ausencia de ayuda extranjera ponen de relieve las limitaciones de las soluciones de seguridad con mediación externa.

A medida que América Latina enfrenta desafíos de seguridad en constante evolución, el modelo de Perú ofrece una perspectiva de los beneficios de mantener el control nacional sobre las estrategias de paz y seguridad. Por el contrario, la experiencia de Colombia sirve como advertencia sobre los riesgos asociados con la excesiva dependencia de la mediación y el financiamiento internacionales, lo que refuerza el argumento de Agius de que las políticas de seguridad soberanas suelen estar subvaloradas en el discurso de paz global.

Referencias

  1. Vanguardia. (2025, February 3). Así impactará el cierre de Usaid a Colombia: migración, JEP y derechos humanos. Vanguardia. Retrieved from https://www.vanguardia.com/colombia/2025/02/03/asi-impactara-el-cierre-de-usaid-a-colombia-migracion-jep-y-derechos-humanos/ 

  2. Agius, C. (2023). Weak, immoral, naïve: Gendered representations of neutrality and the emotional politics of peace and security. Cooperation and Conflict, 59(2), 266–289. https://doi.org/10.1177/00108367231198786