Boluarte y el posicionamiento geopolítico del Perú
Durante su última intervención anual ante el Congreso el 28 de julio del 2025, la presidenta Dina Boluarte calificó a Cuba, Venezuela y Bolivia como “estados fallidos”, una expresión inusitada en la diplomacia peruana. Esta fue una respuesta deliberada a los intentos de esos gobiernos por influir o deslegitimar la transición de poder ocurrida tras la caída de Pedro Castillo. Se estaria aplicando una lógica de represalia diplomática, que ha buscado el momento indicado para descalificar a esos paises.
Asimismo, y mas importante el mensaje podría revelar un reposicionamiento estratégico del Perú en el escenario sudamericano, y particularmente una señal hacia Brasil, la potencia regional que busca reconstruir una arquitectura de integración bajo liderazgo progresista.
¿Esta afirmación marca un giro decisivo en la política exterior peruana? Visto de esta manera y con este gesto, Boluarte no reformula la tradicional politica externa multilateral de Torre Tagle, en todo caso la consolida, reafirmando al Estado Peruano libre de injerencias regionales. Además, envía una señal preventiva a México y Colombia, cuyos gobiernos también han adoptado posturas intromisoras, y cuyo respectivo futuro político y económico se pronostica problemático.
En este tablero geopolítico, el Perú se distancia no solo del eje progresista, que incluye también a paises del cono sur tradicionalmente celebrados como modelos democráticos pero que, en los hechos, operan como Estados de fachada institucional. En estos se mantiene reglas formales mientras negocia en la sombra con poderes externos e internos, evitando enfrentar la desigualdad estructural en la que viven sus ciudadanos. Frente a eso, Boluarte reivindica al Perú como un Estado funcional y autónomo, aunque fuertemente contestado. Al desmarcarse de estos actores, se señala que el país no seguirá agendas ideológicas ajenas ni permitirá presiones diplomáticas encubiertas.
Este reposicionamiento no está libre de riesgos. Las relaciones con Bolivia pueden deteriorarse; la cooperación amazónica podría tensarse. Pero también el Perú explicita sus intereses frente a los cambios que se operan a nivel internacional, responde, escala, y traza sus propias líneas rojas.
En un continente marcado por relatos identitarios en crisis en el contexto internacional dinámico, el Perú emerge como un nodo pragmático que reafirma su poder ejerciendo soberanía.